En la hora del Juicio Final, los Muertos caminarán por la tierra... Y los vivos desearán estar muertos.

domingo, 5 de junio de 2011

Atrapados por los muertos vivientes

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Ocultismo

ENIGMAS

Última actualización 01/06/2011@11:04:35 GMT+1
ENIGMAS

De unos años a esta parte, el mundo entero vive un boom inusitado del género zombi, con series de televisión, libros convertidos en best sellers, cómics y películas dedicadas a tan terrorífico personaje. Y lo que aún está por llegar. ¿Dónde está el origen de este esplendor? ¿Por qué nos gustan tanto los zombis?
En 1966 el director de cine norteamericano George A. Romero estrenó su película La noche de los muertos vivientes. Y el mundo tembló ante lo que veía: decenas de zombis regresando a la vida y acechando a un grupo de humanos refugiados en una solitaria casa con la intención de devorarlos vivos.

Con este argumento tan simple, Romero incorporaba un nuevo personaje a la galería del terror y rompía con el antiguo concepto de zombi procedente del folklore y la religión haitiana. El muerto viviente ya no era alguien desposeído de su voluntad y condenado a servir a su amo, sino un ser atroz guiado por el deseo de alimentarse de carne humana. Desde entonces, han sido varias las películas que han seguido esta estela con desigual fortuna, dando a lugar al subgénero zombi, saltando desde las pantallas a los videojuegos, al videoclip, a la literatura, al cómic, incluso a las calles de algunas ciudades a través de diversas actividades con el muerto viviente como tema central.

Pero, ¿por qué este éxito prolongado? ¿Qué es lo que convierte al zombi en una figura cautivadora y aterradora? Carlos Sisí es el autor de Los caminantes (Dolmen, 2009). Para él, lo que nos asusta de ellos es que “están en cualquier parte y que pueden ser tu padre, tu hijo o la ancianita adorable que, de repente, supera las limitaciones de su carcasa humana y corre hacia ti sin importarle su artrosis”, de ahí que ejerza “un poder de bloqueo demoledor”, porque “debe de ser duro tener que volver a matar a alguien que acabas de perder y por quien tienes sentimientos cercanos”.

En Los caminantes, Sisí refleja un mundo apocalíptico donde los muertos han regresado a la vida y los pocos supervivientes que quedan deben enfrentarse al reto de llegar vivos al fin de cada día. Un argumento común a todas las historias de zombis, pero que sigue funcionando porque cada autor añade sus innovaciones, en su caso unir el grupo de supervivientes en torno a la figura de un misterioso personaje desquiciado llamado el Padre Isidro. Y quizá aquí es donde resida la larga vida del subgénero, en su capacidad de innovación y adaptación a los nuevos tiempos. Basta observar la primera imagen del zombi creada por George A. Romero, un ser torpe y vacilante, y la más reciente de la serie televisiva The walking dead, con más movimiento y astucia, para comprenderlo. “En América hay docenas de libros que no se han traducido y llevan el concepto del zombi a todos los niveles imaginables. No hay normas escritas sobre cómo debe ser un zombi, qué lo origina y sus limitaciones, así que en realidad es un concepto de amenaza que da juego para un sinfín de transformaciones a cuál más interesante”, argumenta Sisí. Lo único que parece recurrente es que se trate de muertos vueltos a la vida, que no sea un fenómeno local, sino global; y que sean enormes en número y muy voraces por la carne humana. “Y otro factor inamovible: que el mundo se acabe como tal. Hay algo que nos atrae de esas catástrofes globales. Ver el mundo destruido, la sociedad desplomada”, sentencia el escritor. Pero, para el autor de Apocalipsis Island (Dolmen, 2009), Vicente García, todos estos requisitos pueden reducirse a uno, “que haya zombis”. Él lo sabe bien, ya que su libro es un gran éxito, quizá por las innovaciones que incluye, como centrar la acción en Mallorca y dar vida a personajes muy diferentes a los que llegan normalmente de Estados Unidos.
(Más información en la revista ENIGMAS 186).

Janire Rámila

lunes, 2 de mayo de 2011

Guerra Mundial Z - Dimensión Friki

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Guerra Mundial Z

guerra mundial zSiendo aficionado al cine de terror y en concreto al de temática zombie, nunca había leído ningún libro que tratara estos temas y ya iba teniendo ganas, más aún sabiendo que la novela que tenia entre manos, se convirtió en un superventas nada mas publicarse en EEUU con unas críticas bastante buenas por parte de todos los medios, por lo que me puse manos a la obra con ella.

Guerra Mundial Z, la segunda novela de Max Brookssobre temática zombie, está contada a modo de diario/documental en el que se recogen las distintas opiniones de algunos de los supervivientes de la Guerra Zombie. A lo largo de los numerosos capítulos del libro, Brooks nos lleva a Israel, Noruega, Canada, Sudafrica, etc, para recoger los testimonios, en ocasiones inquietantemente reales de algunas personas que de una forma u otra tuvieron un papel más o menos relevante en el conflicto.

La novela se estructura en 8 partes: Advertencias, Culpa, El gran pánico, El momento decisivo, Frente interno: Estados Unidos, En el resto del mundo y por encima de él, Guerra total y Despedida, y estas, a su vez en varios capítulos que tienen como protagonista a una persona entrevistada por Brooks. Aparentemente las historias no tienen un nexo común salvo que todas ocurrieron a lo largo de la guerra, pero hay algunos hechos que vamos conociendo, que posteriormente vemos como influyeron de forma directa o indirecta en otras partes del mundo, como el autoaislamiento de Israel, el desarrollo del plan Redeker, o la farsa del Phalanx por poner unos ejemplos.

Los capítulos son cortitos y de lectura amena donde la acción es la protagonista en la mayoría de ellos. A destacar el de la paracaidista estadounidense que cae en medio de la nada y tiene que recorrer varios kilometros hasta el punto de encuentro sorteando a miles de zombies, el del otaku japonés que debe abandonar su vida pegada al ordenador para enfrentarse a la dura realidad o el de el primer gran frente contra los zombies, que a ritmo de The Trooper (Iron Maiden) acribillan a los zombies.

En resumen, una lectura muy entretenida. No tardaré en hacerme con el otro libro de este autor, “La guía de supervivencia zombie”. Y sobre todo, lo que espero es que la adaptación cinematográfica que se haga de la novela (la Paramount tiene los derechos), esté a la altura.

Die Dämmerung der Nazi zombis

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Die Dämmerung der Nazi zombis

Die Dämmerung der Nazi zombis (El Amanecer de los zombis nazis) fue concebido en principio como una especie de remake del mundo muerto Mein zombi aparecido en al manual básico de AFMBE y publicado en la fenecida revista Nosolorol. Aunque la ambientación Mein zombi tenía bastantes cosas que me gustaban (nazis y zombis, sólo faltaban pandilleros de Los Ángeles para ser perfecto) el conjunto no me terminaba de convencer. Era… demasiado aséptico. Esos zombis no me terminaban de dar miedecito. Así que aquí va mi remake que, como buen remake de serie B, no tiene necesariamente que ver con el original. Por supuesto, he aprovechado que le voy a hacer un nuevo lavado de cara para adaptarlo al NosoloD20.

De momento, aquí tenéis la ambientación completa, pronto tendréis las estadísticas de los distintos tipos de zombis que puedes encontrarte en la ambientación para NSD20 y Unisystem y unas cuantas ideas de aventura.

Die Dämmerung der Nazi zombis

Cuando dieron la orden salté al agua, oía las balas zumbar a mi alrededor, y el hedor del miedo. El frío del mar pareció sacarme de mi embobamiento unos momentos y avancé como avanzaban otros, apartando a mi paso las entrañas de los que habían tenido menos suerte que yo.

Llegué a la playa, creo que aún tenía mi Garand conmigo pero no estoy seguro, algunos soldados de mi compañía disparaba contra el fulgor de las ametralladoras. Sin embargo yo no oía nada… Una bomba me había dejado sordo. Grité y avancé disparando con una Thompson que había recogido entre los restos de un compañero.

Corrí y corrí hacia uno de los nidos. Milagrosamente, no me alcanzó ninguna bala. Llegué al hueco, tiré dos granadas y todo saltó por los aires. Entré disparando una ráfaga por si acaso y ví un escenario dantesco, la dotación de la ametralladora destrozada. Uno (por su uniforme un oficial) estaba vivo y levantaba su pistola hacía él mismo mientras me miraba de una forma extraña, mitad horrorizado, mitad pidiendo clemencia. Pensé que debía tener secretos militares y prefería suicidarse así que me acerqué y agarré su mano para evitarlo. Empezó a chillar como un salvaje hasta que de repente, agotado por las hemorragias, dejó de moverse.

Asqueado, me dirigí fuera del búnker para señalar a los otros que lo había tomado. No sé porqué miré atrás, quizás escuche algún ruido, quizás simple intuición de que algo horrendo sucedía, esa sensación que se tiene cuando se te erizan los cabellos de la nuca… Mira atrás y contemplé los cuerpos destrozados de la dotación levantarse a pesar de sus piernas amputadas y sus entrañas saliendo por agujeros del tamaño de un puño, el oficial que había muerto en mis manos abrió los ojos y emitió un siseo, sus ojos estaban en blanco. Disparé todo el cargador y salí corriendo.

Ahora estoy en un hospital en Inglaterra. No sé que pasó. Puede que me disparasen mis compañeros o me diese una bala perdida pero no me cogieron los monstruos. No quiero hablar de esto con nadie porque sé que pensarían que estoy loco. Quizás lo éste. Hay soldados aquí que están bajo tratamiento psiquiátrico y no hacen más que chillar. Estrés post traumático dicen los médicos.

Pero yo escucho todas las noches lo que gritan, y muchos hablan de los muertos que se levantan…

Mañana, los médicos me dan el alta y podré volver al combate… Ayer conseguí un cuchillo…

Fragmentos del diario personal del Cabo Primero Jhon Carter, 101 división Aerotransportada, con varias condecoraciones al valor. Fue encontrado muerto desangrado en el hospital, tras amputarse a sí mismo el pie izquierdo. Sus padres recibieron una carta indicando que había fallecido “por heridas derivadas del combate”.

Historia

El Weisthor era una sección de las SS especializada en ocultismo y ariosofía (es decir filosofía aria) que llevaba realizando múltiples investigaciones desde la llegada al poder de Hitler. Entre sus proyectos estaban las expediciones al Tibet cuyos verdaderos objetivos eran encontrar al Yeti, que creían que pudiera tratarse del eslabón perdido de la raza aria; investigar las zonas de poder budistas; o encontrar la mítica ciudad perdida de Thule. La búsqueda del Grial, la lanza de Longinos y otros artefactos del Antiguo Testamento también ocupó parte de su tiempo, guiados por geomantes y cabalistas de la confianza de Himmler, el jefe de las SS.

En 1939, el medievalista Otto Rhan encuentra por fin el Grial después de seguir su pista por la frontera franco española y las zonas en su día cátaras. Para su sorpresa, el Grial es en efecto una copa de plata, aunque con la salvedad de que está cerrada por una tapa casi hermética.

Rhan creía que la unidad de Europa vendría al convertirse en una comunidad de hombres puros (al estilo de los cátaros) y sus investigaciones sobre el uso del Grial estaban centradas principalmente en su valor como “pieda filosofal” del alma. Sin embargo, sus investigaciones llegaron pronto a un punto muerto y pronto cayó en desgracia ante Himmler. El 13 de Marzo de 1939 aparece la noticia de la muerte de Rahan tras caerse por un glaciar durante una expedición. La verdad fue ocultada, ya que en realidad no fue un accidente, si no que Rhan se suicidó a la manera cátara ante su repulsión por las nuevas órdenes de Himmler, entre las que se encontraban que el nuevo jefe de la investigación del Grial fuera uno de sus hombres de confianza: un enigmático espía que respondía al nombre en clave de Barón Buren, BB o 22 (por ser la segunda letra del alfabeto), al que el estudioso Rhan veía como un advenedizo y un tecnócrata sin escrupulos incapaz e inmerecedor de estudiar el Grial.

Las investigaciones sobre el Grial de Buren tiraron por caminos menos espirituales, él creía que el Grial no era un instrumento de mejora espiritual, si no el depositario físico de la Sangre Real, es decir de la sangre de Cristo, el que resucitó en tres días el que dio su carne y su sangre a sus discípulos… Y creía que en esta sangre estaba el secreto de la inmortalidad.

El Grial fue trasladado al Castillo de Wewelsburg en Westfalia, comprado en 1934 por Himmler, oficialmente para ser la escuela de mandos de las SS; pero en realidad porque según la leyenda, este castillo sería el último refugio de Alemania frente a la invasión oriental y por ser el hipotético Corazón de Alemania y del Alma Germana. Himmler construyó en el castillo la sede de su orden secreta de Obbergruppenfhürer, una suerte de nuevos caballeros teutónicos que se reunían en una mesa redonda, con trece sillas, una para cada uno de ellos, al estilo del mítico Rey Arturo. Cada uno de ellos tenía su propio nicho reservado en el castillo, excepto el propio Himmler, que confiaba en alcanzar la inmortalidad.

Pero volvamos al Grial, Buren investigó gracias a los avances de la ciencia forense los pocos restos de sangre que contenía la copa. Mediante complicadas mezclas genéticas y alquimistas, Buren consiguió imitar la Sangre Real contenida en la copa: la que contenía el secreto de la inmortalidad, o al menos eso creía.

Sin embargo, los primeros experimentos fueron bastante negativos: los sujetos despertaban tras la muerte sí, pero no como se esperaba si no como zombis estúpidos y hambrientos. Se achacó el fallo a que los inoculados eran seres inferiores (judíos, gitanos, homosexuales…) y reaccionaban negativamente a la Sangre Real.

El siguiente paso fue, por supuesto, inocular a soldados alemanes de pureza racial probada. El resultado fue el mismo. A pesar del relativo fracaso de las investigaciones, el Alto Mando nazi comprendió las aplicaciones militares de los no muertos y aprobó una nueva inyección económica en 1943, no para nuevas investigaciones como Buren pretendía, si no para depurar el suero y sus efectos con el objetivo de crear un ejército de zombis que pudieran obedecer órdenes. Sin embargo, paralelamente a los experimentos oficiales, Buren siguió trabajando en el objetivo inicial de la resurrección total de las personas muertas.




Los primeros experimentos con zombis fueron poco halagüeños, los sujetos sólo se movían impulsados por el hambre aunque a veces eran capaces de obedecer órdenes. Poco a poco se fue descubriendo que obedecían órdenes de las personas que en vida ejercían autoridad sobre ellos aunque a veces era posible desarrollar ese instinto de sometimiento sobre ellos mediante condicionamiento clásico como suministrándoles comida o castigándoles.

En 1939, se implicaron varios psiquiatras, antropólogos y expertos en comportamiento infantil y animal en el proyecto. Llegando a la conclusión de que la mejor forma de conseguir zombis obedientes sólo a los mandos alemanes era utilizar a soldados rasos alemanes (con el instinto ya creado de obedecerles) como receptores del suero (en realidad plasma sanguíneo artificial copia imperfecta de la Sangre Real). El único problema es que el suero debía inocularse antes de la muerte de éstos.

A principios de 1942, cientos de soldados alemanes moribundos o con heridas de consideración graves fueron subidos a trenes “médicos” con destino Westfalia… Ninguno volvió vivo aunque casi todos volvieron por su propio pie. El destino de estos nuevos zombis fue las líneas de defensa costera alemana, en espera de un ataque aliado a gran escala aunque posteriormente hubo una nueva remesa destino la URSS.

Los zombis fueron distribuídos con el máximo secreto junto a oficiales que habían sido adiestrados por las SS para su manejo. Al mismo tiempo, muchos soldados de las líneas defensivas (muchos de ellos adolescentes, hombres de avanzada edad y mutilados) fueron inoculados con el suero bajo el pretexto de vacunarles contra diversas enfermedades). A principios de 1943, al menos 5000 zombis están activos en las líneas de defensa del atlántico. Se crean también distintos hospitales de campaña para soldados alemanes que se convierten en auténticas factorías de zombis.

La Operación Barbarossa comienza en Junio de 1941, abriendo un nuevo frente de guerra y siendo un nuevo ejemplo de la Guerra Relámpago. Fue también el lugar donde se usaron por primera vez tácticamente ( y no como mera defensas pasivas)a las Tote Brigaden o Brigadas de Muertos. Los zombis comenzaron siendo utilizados sobre todo como parte de golpes tácticos dónde sus especiales características podían ser de ayuda como en ataques de distracción; como “zombis-bomba”; o simplemente lanzados en paracaídas (o incluso a veces sin él) dentro de bolsas de resistencia para sembrar el caos. Los generales a cargo de la Operación Barabarossa no conocían la existencia de zombis si no que estás eran disimuladas como acciones de comandos secretos.

Sin embargo pronto se comenzaron a detectar los primeros zombis remisos a obedecer órdenes, incluso a pesar de estar recién alimentados (la razón que siempre se había atribuído a las ocasionales faltas de disciplina de los zombis).

Las faltas de disciplina fueron más o menos escondidas por los hombres de Buren (aunque algunas acabaran con los muertos alimentándose de los soldados alemanes) pero fue peor cuando se descubrieron zombis civiles o con uniformes de los ejércitos enemigos, algo imposible a no ser que hubieran copiado la fórmula (lo que sospechaban los mandos alemanes) o la forma de infección hubiera variado (lo que sucedía en realidad).

Pero ya era tarde para pararlo.

Jugando en Die Dämmerung der Nazi zombis

Las aventuras o campañas de Die Dämmerung der Nazi zombis pueden ser muy variadas: desde la investigación y aventura al más puro estilo Indiana Jones a Hazañas Bélicas con zombis hasta por el clásico survival horror pero ambientado en 1940. Los niveles de juego son por tanto muy diversos y vienen mejor unos que otros dependiendo el momento temporal en que se juegue. Vamos a distinguir 4 fases de la infección zombi que son casi distintas ambientaciones por derecho propio y daremos consejos para cada uno.

Las investigaciones del Weisthor

Esta fase va más o menos desde 1934, cuando comienzan las distintas investigaciones esotéricas del Weisthor y de otras agencias similares, hasta más o menos 1941, cuando comienzan a usarse los primeros zombis en combate.

En esta fase todavía no hay zombis, o al menos no creados por los nazis, aunque siempre puedes suponer que la Sangre Real ha permanecido activa de diversas formas a lo largo de globo y que existen algunos muertos andantes. Quizás incluso las investigaciones sobre el Grial se orientaron siguiendo un estudio sobre las apariciones y folclore sobre los zombis.

Las aventuras de esta fase deberían tratar sobre la lucha entre los estudiosos nazis y otras partes interesadas como servicios secretos soviéticos o ingleses, logias masónicas y agentes de acción de las diversas religiones o sectas. Por supuesto esto puede variar desde las partidas de investigación paranormal y espionaje esotérico si juegas con personajes de nivel Gente corriente (40 puntos de personaje) hasta la acción puramente pulp si juegas con Héroes avezados (70 puntos de personaje). Incluso los psíquicos o espiritustas de bajo nivel podrían ser adecuados sin romper el ambiente paracientífico de la ambientación.

Primer Contacto

En esta fase los zombis ya han sido creados pero casi nadie conoce su existencia. Comprende más o menos desde el principio de la Operación Barbarossa (Junio de 1941) hasta el Desembarco de Normandía en Junio de 1944. Las partidas militares deberían ser de horror, con personajes corrientes aunque siempre puedes jugar partidas más cinemáticas con héroes avezados.

Las SS han distribuido a brigadas de zombis dirigidas por personal adiestrado en su manejo llamadas Tote Brigaden. Todos los mandos de la Brigada han sido tratados con el suero, ya que los psicólogos afirman que serán los zombis mejor integrados en la escala de mando al conocer en vida cómo funciona el suero.

En Diciembre del 41, la Operación Barbarossa tiene problemas, llega el temido invierno ruso para la que los alemanes no estaban suficientemente pertrechados y la guerra sufre un receso. Es en este momento cuando Hitler da la orden de “vacunar” masivamente a los soldados del Frente Oriental y cuando se intensifican las acciones de las cada vez más numerosas Tote Brigaden. A pesar del uso de zombis de forma reiterada, su existencia no se descubre, en parte por el secretismo tanto de los alemanes como del Ejército Rojo, en parte porque ningún mando sensato creería en su existencia. La mayor parte de los avistamientos de “muertos andantes” se catalogan como estrés de combate o en el caso de los mandos más imaginativos como el posible uso de gases alucinógenos para engañar a sus soldados o drogas para ensalzar la resistencia física de los alemanes.

A partir de 1942 los zombis van usándose cada vez en mayor escala, llegando a lanzarse desde aviones hordas de zombis hambrientos (para que sean más agresivos y no respondan a órdenes) dentro de los cercos a las ciudades y en las bolsas de resistencia rusa. Por supuesto, muchos de esos zombis terminan enfrentándose a las tropas alemanas que realizan el cerco pero para Hitler eso no era ningún problema, al fin y al cabo esos soldados eran nuevamente reclutados tras morir.

En Junio de 1944, los Aliados desembarcan en Normandía para enfrentarse al horror conjunto de los gases y los zombis. El ataque es repelido y los Aliados sufren grandes bajas, viéndose obligados a replegarse a las posiciones anteriores. Aún así todavía son superiores militarmente a Alemania.

Mientras tanto Buren sigue investigando para lograr a verdadera Sangre Real la que conseguirá reanimar un cadáver con toda su inteligencia y fuerza. Estos experimentos llevan a investigadores afines por todas partes del planeta. Si quieres seguir jugando una campaña Pulp con Héroes avezados en esta fase, la lucha contra los planes de Buren en los más insospechados rincones del planeta o contra investigadores esotéricos nazis en busca de otros hallazgos paranormales.

La Cruda Realidad

Tras el Día D, los zombis siguen siendo un relativo secreto, los Mandos Aliados conocen su existencia, y un gran contingente de tropas y mandos intermedios de ambos bandos los han visto en acción. Aún así, no llega a conocimiento de la opinión pública, los civiles y los combatientes de Italia, África y el Pacífico. Los soviéticos y los Aliados realizan la misma política de no informar de sus hallazgos a la otra parte, a pesar de ser teóricos aliados por lo que no se dispone de toda la información necesaria para atar los hilos por ninguna parte.

La guerra en Europa Occidental entra en un impasse ya que los Aliados no saben muy bien que hacer contra los zombis. Los esfuerzos bélicos se centran en la Campaña de Italia donde todavía no se enfrentan a los muertos vivientes. Los Aliados toman fácilmente Sicilia y avanzan por Italia con los alemanes replegandose sin plantar resistencia, usando la táctica de la tierra quemada que habían aprendido de los rusos y refugiándose tras La Línea Gótica que pronto comienza a pertrecharse con ingentes Toten Brigaden.

En agosto de 1942, los nazis han llegado a Stalingrado y usan a sus Toten Brigaden de forma abierta y sin que quepa ya lugar a dudas sobre la existencia de muertos vivientes. Los zombis son lanzados desde aviones de transporte a la ciudad, usados masivamente (en grupos de 500 o más) como elementos de distracción frente a ataques de tropas vivas e incluso como bombas o cócteles molotov andantes. Un soldado alemán (que recibe una cruz de hierro) tiene la idea de usar zombis cargados de explosivos como cazadores de tanques con un éxito bastante importante.

Mientras tanto los zombis de la defensa mediterránea enloquecen por el hambre y escapan, los alemanes en muchas ocasiones se ven forzados a alimentar a los zombis con civiles e incluso con alemanes heridos. A pesar de las peticiones para eliminar a los zombis, Hitler se niega rotundamente ya que comienza a verlos como los únicos combatientes alemanes realmente válidos y obedientes.

En la línea Gótica, los zombis también son usados masivamente, con el mismo éxito que en Normandía. A pesar de la superioridad militar y de producción aliada parece que se está llegando a un punto muerto en que ninguna de los bandos puede superar al otro.

La Guerra en el Pacífico es la única en la que sólo se está empleando armas convencionales. Sin embargo, Japón pide insistentemente a Alemania el secreto de los zombis para emplearlos también. Hitler no se fía totalmente de los japoneses y les da largas hasta ver como se desarrolla el conflicto. Los japoneses no se conforman con la negativa y realizan varias acciones de comandos para robar muertos andantes, comenzando sus experimentos en bases secretas subterráneas bajo las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.

Los Aliados a su vez realizan varias acciones destinadas a recoger zombis “vivos” para su estudio. El bombardeo de muertos andantes a Londres en 1944 favorece sus pretensiones. Hitler parece haber enloquecido (más) y utiliza los zombis a discreción sin escuchar los avisos que le llegan de la insubordinación de los zombis y de la aparición de muertos andantes no inoculados con el suero y que no responden a las órdenes.

En el verano de 1945, la guerra en Europa sigue su desarrollo oficialmente pero en muchos lugares los soldados y mandos intermedios (de uno y otro bando) están más preocupados en enfrentarse a los cada vez más numerosos zombis que en la lucha contra el bando contrario. Los civiles también descubren horrorizando la existencia de los muertos andantes y los cálculos de las agencias de inteligencia cifran que hay un cadáver activo (la jerga militar para zombi) por cada 50 habitantes de Europa.

En Inglaterra, la infección todavía no es tan importante y parece que puede contenerse mediante un control de plagas clásico y una labor policial apoyada por voluntarios civiles (incineración de cadáveres, barricadas en las ciudades, etc.)

Norteamérica y Sudamérica son los únicos lugares sin zombis pero, en Junio del 45, Japón descarga unos 5000 muertos andantes usando las vías terrestres y marítimo de Centroamérica con Estados Unidos. La infección afecta tanto a Estados Unidos como a sus vecinos del sur.

En respuesta, Estados Unidos usa la bomba atómica contra las factorías de zombis japonesas, consiguiendo tan sólo que los zombis escapen, extendiendo la contaminación atómica. Los zombis atómicos japoneses demuestran ser especialmente virulentos y en poco más de un mes (ayudados por la superpoblación de Japón) parecen conquistar casi por entero la isla.

A esas alturas, prácticamente todo el mundo está ocupado por zombis. Sólo Estados Unidos y Canadá parecen sufrir la infección de una fase controlable pero la poca estabilidad de los gobiernos sudamericanos favorecen la infección de la zona y la continua entrada de zombis en Estados Unidos y, por tanto, en Canadá.

La infección está totalmente fuera de control.

Mientras tanto Buren consigue por fin sintetizar la Sangre Real que permite la vuelta a la vida de una persona de forma casi perfecta (vuelve con su Inteligencia en vida –1d6 y con un pequeño ansía de comer carne viva pero por lo demás completamente normal). Sin embargo, ya es demasiado tarde para inocular a los jerarcas nazis…

Esta ambientación es válida para jugar partidas de horror con gente corriente pero es especialmente válida para los aventureros de 70 puntos que se enfrenten a los planes de Buren ¿Será la Sangre Real la solución para acabar con los zombis? ¿Será la solución inocular a todo el mundo con el suero para que dejen de resultar suculentos para los zombis? ¿Se convertirán los jerarcas nazis inoculados en una especie de Señor de los Muertos?

Das Reich der Toten

Das Reich der Toten (el Reino de los Muertos) es la última fase de la infección. Prácticamente todo el planeta está infectado por los muertos vivientes y sólo quedan pequeños grupos de supervivientes desorganizados y algunas zonas controladas por restos del ejército o milicianos.

Las aventuras en esta fase se centran en la supervivencia a largo plazo en un mundo en que todas las infraestructuras se han ido al garete por el efecto conjunto de la guerra y de la infección. La búsqueda de electricidad, combustible, vehículos y munición será lo realmente importante.

Los personajes más adecuados serán por tanto la gente corriente ya que ésta es la ambientación más cruda y “realista” de las que presentamos en Die Dämmerung der Nazi zombis.

A principios de 1946, Europa, Asia, África y Sudamérica están totalmente infectados, sólo quedan algunos núcleos protegidos por militares, como algunas pequeñas islas fáciles de defender y algunas comunidades que se han buscado la vida de forma independiente.

Norteamérica sufre una infección muy importante de zombis pero parece en un principio que el gobierno puede pararles. Tras el uso de 5 bombas atómicas para destruir las ciudades de Los Ángeles (dos bombas), San Francisco, Tijuana y Ciudad Juárez parece que la lucha contra los zombis toma otro cariz. Sin embargo, muchos de los zombis no son destruidos y regresan irradiando radioactividad (aunque al menos las bombas los diezmaron).

En Mayo de 1947, casi todo Estados Unidos y la mayor parte de Canadá tiene un nivel de infección similar a los de Europa (el grado de infección que se supone, hace tiempo que nadie se molesta en intentar contactar con los europeos). El Estados Unidos controlado es poco más que la franja costera del Nordeste.

En 1948, queda poca gente que se moleste en mirar el calendario.